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Entre el Amor y el Odio. La Fusión del Arte y la Tecnología

Sinceramente, creo que ya hemos superado con creces eso de que la ciencia y el arte son disciplinas distintas, imposibles de mezclarse. No sólo vivimos ya toda una revolución en el siglo XX de la mano de las vanguardias y el auge digital, sino que el siglo XXI ha inculcado la creencia de que una sin la otra ya no son nada.

Y francamente, así lo creo yo. Vivimos en una era tecnológica, digitalizada, donde somos extensiones de memorias RAM y software de diseño. Aspiramos a ser máquinas o por lo menos, a entendernos con ellas…

En estos últimos años hemos sido testigos de cómo la tecnología se puede aplicar a todas y cada una de las tareas cotidianas y no tan cotidianas, desde la lista de la compra hasta la creación de simuladores 3D.

En el campo del arte ya ni te cuento. Desde hace años hemos presenciado cómo el arte y la tecnología han avanzado de la mano, experimentando y creando, abriendo un horizonte de infinitas posibilidades.

Hemos visto a ordenadores escribiendo libros con  generadores de textos como Racter y su libro La barba del policía está a medio construir  y  aparecer de la nada instrumentos como la Reactable, un instrumento musical electrónico basado en una interfaz e inspirado en los sintetizadores modulares de los años 70. Desarrollado por investigadores españoles, este instrumento permite la creación de música sintetizada de manera conjunta a través del movimiento de piezas encima de un tablero luminoso unido a un sintetizador y a dos cámaras.

Sintetizador de música Reactable

Hemos sido testigos de la aparición y auge del arte digital. Artistas como Aaron Koblin, han sabido ver en la tecnología y los nuevos medios, una fuente inagotable no solo de recursos infinitos sino de medios de distribución globales.

Proyectos como The Sheep MarketTen Thousand Cents   han supuesto un cambio de paradigma en la forma de creación y comercialización del arte digital. Koblin se nutrió de las aportaciones de los usuarios de la red a cambio de una cantidad ínfima de dinero, que se prestaron a dibujar una oveja mirando a la izquierda para el primer proyecto y un trozo de un billete de 100 dólares americanos, para el segundo. Con todo ello, Koblin creó lo que ahora son dos de sus obras más representativas y lucrativas.

 

imagen del lienzo The sheep market

Incluso el hacer una película ha sido objeto del cambio de relación entre arte y tecnología. El director Kevin McDonald realizó un film con la ayuda de todo aquel que quisiera. Solo tenían que grabar trozos de su vida cotidiana y subirlo a Youtube. Con todo ello McDonald creó La vida en un día, una magnífica película que muestra un día en la vida de 25 personas en distintas partes del mundo. Consiguió ni más ni menos que más de 80.000 clips de video que suponían más de 4.500 horas de grabación.

Con el tiempo hemos modificado no solo las relaciones entre ambas disciplinas sino los soportes  y el lenguaje mediante el que se expresan. Los modelos tradicionales se ven sujetos a modificaciones constantes, una revolución sin fin. Con todo ello aparecen numerosas fundaciones, escuelas o festivales que estudian esta nueva relación y todas sus posibles facetas.

p>Festivales como el Festival 404 estudian los resultados de la fusión entre arte y tecnología, buscando impulsar y difundir las producciones artísticas que se desarrollan en el campo del arte electrónico.  Teniendo entre sus filas artistas y empresas de la importancia de Peppermelon, Simon Fielder o The Landscaper, este festival se está convirtiendo en cita obligada si quieres estar al tanto de lo que ocurre en este mundillo. Los trabajos presentados son de una calidad impresionante.

 

Pero no te tienes que ir tan lejos para ver como el arte y la tecnología se estudian y fusionan de manera más habitual. Desde Madrid se lanza MediaLab Prado, un espacio orientado a la producción, investigación y difusión de la cultura digital donde se estudia la confluencia entre arte, ciencia, tecnología y sociedad.

Y es que está claro que el panorama está cambiando, que estas disciplinas ya no se entienden de manera independiente como antes y que las posibilidades que surgen de esta relación son infinitas. Que la repercusión que tendrá no se puede medir y que sobre todo, esto es solo el principio.

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